11-S: verdades y mentiras

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Ernesto Uranga Vox Populi

En memoria de las casi tres mil víctimas de los atentados del 11-S -2001, en NY, Washington y Pensilvania

El pasado 11 de septiembre se cumplieron 20 años de los atentados terroristas a la Torres Gemelas de Nueva York y al Pentágono, en Washington, EEUU.

En aquel entonces, el impacto de las imágenes, fue devastador. Densas columnas de humo salían de los edificios, los aviones penetraban como misiles en las torres y las oficinas militares de EEUU, la caída estruendosa de las estructuras y miles de víctimas que huían de la catástrofe, la lluvia de ceniza en los alrededores y las brigadas de rescatistas (bomberos, paramédicos y policías) exhaustos y abatidos ante la situación.

La indignación y la ira unificó al pueblo estadounidense contra un enemigo que, aunque ya había cometido sus crímenes en acciones previas, ninguna de la magnitud que aconteció en NY.

El presidente George W. Bush convocó a una guerra contra el terrorismo que no tenía precedentes: no era una declaración bélica contra un estado en particular, sino en contra de acciones criminales que ponían en riesgo la estabilidad de la nación más poderosa del mundo. La figura clave: Osama bin Laden, cabeza de Al-Qaeda, fue desde entonces el objetivo. 

A raíz de los atentados, EEUU se enfrascó en una guerra en Afganistán que duró casi dos décadas, con el fin de atrapar a Osama. Y no fue sino hasta este 2021 que las tropas norteamericanas se retiraron de Afganistán, dejando el territorio, nuevamente, a merced de los talibanes, extremistas islámicos cuyas atrocidades son públicas. 

Y en medio de esta ola de cólera, indignación, dolor y muerte, ha surgido también una voz disidente, que cuestiona lo acontecido y su interpretación oficial. Se trata de Thierry Meyssan, escritor francés, que en su libro “La gran impostura” (2002), ha manejado tesis audaces que suscitan enconadas discusiones.

Dice Meyssan, por ejemplo, que fueron los Estados Unidos quienes perpetraron dichos ataques con la intención de instaurar en el mundo un régimen militar expansionista y suspender las libertades individuales dentro y fuera de su territorio. La prisión de Guantánamo y sus métodos, así como la Ley Patriota, nos hablan de esto con elocuencia.

De entre las teorías conspiratorias que se han manejado, dos resaltan por su impacto: una, se refiere a que el gobierno tenía noticia de la localización y acciones previas de los terroristas, y no hizo nada para detenerlos. La otra, a juzgar por las evidencias físicas encontradas en el sitio, que los ataques fueron parte de una “demolición controlada”. 

En el caso del ataque al Pentágono, considera que fue un misil, y no un avión, lo que impactó en el edificio. Y que del análisis de las múltiples evidencias se desprende que lo ocurrido tuvo más elementos de planeación que de sorpresa. Por ejemplo, el video de la explosión no muestra avión alguno. 

De igual forma, el abatimiento del avión en Pensilvania, que supuestamente iba dirigido a la Casa Blanca en Washington, no fue porque los pasajeros intervinieran, sino por los disparos de un caza de la fuerza aérea de EEUU. 

Meyssan afirma que lo que hay detrás de las acciones calificadas como terrorismo es la confiscación del gobierno norteamericanos por parte de grupos vinculados con la fabricación de armas, la explotación del petróleo y las empresas farmacéuticas, para lograr sus propósitos de dominación plena. Tesis discutibles, sin duda, pero que en el mar de acontecimientos y de interpretaciones surgen como dudas que, finalmente, ayuden a revelar la verdad.