Por: Alejandro Serrano
Por 4 meses estuvo fuera Luis Videgaray del Gabinete de Enrique Peña Nieto. El secretario de Hacienda salió un miércoles por la puerta trasera de la Administración, humillado por haber sido el artífice de la reunión del presidente mexicano con Donald Trump. También un miércoles regresó al Gobierno mexicano. Esta vez con una misión mucho más compleja, ser ministro de Relaciones Exteriores. El nombramiento significa que Videgaray será el interlocutor con la presidencia de Trump, quien aún no ha tomado el cargo y ya ha demostrado ser un enemigo de México al forzar a Ford a cancelar su inversion en el país. Videgaray, el secretario que nunca se fue, vivirá el encargo más complejo de su trayectoria política.
En su primera reunión con el cuerpo diplomático, Videgaray fue muy franco. “No conozco la Secretaría de Relaciones Exteriores, no soy un diplomático. Se los digo de corazón, vengo a aprender de ustedes”, dijo el secretario.
Un par de horas antes de la reunion, el presidente dio su primer mensaje honesto de 2017. “Será un año de retos y desafíos”. El mandatario aceptó la renuncia de Claudia Ruiz Massieu como ministra de Exteriores. La política deja la secretaría para darle paso a Videgaray. En agosto, la prensa nacional detallaba un enfrentamiento entre ambos ministros. Videgaray, en ese entonces omnipotente secretario de Hacienda, fue quien impulsó la visita de Donald Trump al país. Ruiz Massieu y el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, se opusieron firmemente a que Trump pisara territorio nacional.
Los sorpresivos resultados de la noche del 8 de noviembre dieron la razón a Videgaray, quien insistió públicamente en que México debía tender puentes con Trump, ya que de no hacerlo, sería muy duro para la economía nacional. Videgaray, demostró su acierto tras la derrota de Hillary Clinton. El peso mexicano sigue en caída libre y Trump siquiera ha tomado el poder.
Videgaray comparte amistades con Jared Kushner, el esposo de Ivanka Trump, quien fue clave para gestionar la visita de Trump a México. El encuentro fue otro golpe para el Gobierno de Peña Nieto. Las encuestas aseguraron que siete de cada diez mexicanos estaban ofendidos por la visita de Trump.
“La instrucción es acelerar el diálogo y los contactos con el nuevo Gobierno de Estados Unidos”, dijo Peña Nieto. El presidente aseguró que el nuevo canciller deberá sentar las bases de una relación bilateral “constructiva” y defender los intereses mexicanos sin “menoscabo” de la soberanía y dignidad de los mexicanos. Videgaray quedará al mando de una gran red que opera 50 consulados en Estados Unidos. En cuatro años del Gobierno de Peña Nieto, los diplomáticos mexicanos han ayudado a proteger a 600.000 mexicanos del otro lado.
El papel de Videgaray será minimizar los daños que Trump pudiera causar al comercio entre ambos países. El intercambio entre ambas naciones asciende a 1.400 millones de dólares diarios y Trump ya ha mostrado el daño que puede hacer a la economía mexicana con la salida de Ford, lo cual ya le costó a México más de 7,500 empleos y una inversion billonaria en San Luis Potosí.
El futuro es incierto al igual que la astucia del Capitán Videgaray, lo único seguro es que se acerca una tormenta y no todos saben nadar.