
El pueblo británico no ha tenido una influencia directa en su relación con Europa desde 1975, cuando votaron para permanecer en lo que entonces era la Comunidad Económica Europea. Ahora, Europa ha cambiado.
El artículo 50 especifica que corresponde a los otros 27 países decidir, por mayoría de votos y sin participación británica, los términos de la salida del bloque. Se establece un plazo de dos años, que solo puede ser extendido por mutuo acuerdo de las 27 naciones. Si no hay acuerdo para entonces, GB dejaría de ser miembro de la UE y volvería a comerciar con la Unión basándose en las reglas de la Organización Mundial del Comercio, como lo hacen EU y China.
Al inicio, GB votó por unirse a un “mercado común” de nueve estados miembros, con una población de 250 millones. Hoy en día, la UE reúne 28 Estados miembros y una población de más de 500 millones. La inmigración de estos países hacia GB es la más grande queja ya que acusan de robo de empleos y la destrucción de su cultura.
Escocia e Irlanda del Norte votaron por mayorías claras para permanecer en la UE, mientras que Inglaterra y Gales votaron por salirse. Debido a eso, Nicola Sturgeon, líder del Partido Nacional Escocés, ha iniciado discusiones con la UE para buscar una forma de que Escocia se mantenga dentro del bloque y quizás separarse de la GB. Al igual, legisladores de Francia, España y Holanda han prometido buscar su propia independencia.
El más ambicioso proyecto de unidad y hermandad emprendido por la humanidad está viviendo su más grande reto, sobrevivir.