¿VOLVER AL ORIGEN?

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De acuerdo con la teoría de Olduvai, propuesta en 1989 por el ingeniero Richard C. Duncan, la civilización industrial llegó a su punto más alto en 1970 y a partir de allí la relación entre la cantidad de combustible y la necesidad de energía es tan desigual, que pronto la civilización así como la conocemos terminará. Se prevé que en la próxima década la migración será el problema crucial del planeta. Más de mil millones de personas se quedarán sin un lugar para vivir en los siguientes quince años (este cálculo se refiere, sobre todo, a la cantidad de personas que deberán moverse cuando algunos países del sudeste asiático comiencen a hundirse por el calentamiento global).

 

 

 

Según la teoría, en 2027 el carbón será la energía más común y estallará la Tercera Guerra Mundial por los recursos que queden. Esto devastará a los países pobres y empobrecerá a los ricos. El 2030 marcará el final de la civilización como la conocemos. La población global estará al fin por debajo de los cinco mil millones de habitantes y ocurrirá un lento retorno a las sociedades de tipo feudal. Dentro de entre 1000 y 3000 años la humanidad entera será nuevamente una raza de cazadores y recolectores nómadas, moviéndose en parajes silvestres salpicados de desiertos de concreto y rascacielos.

 

 

 

Así pues, según esta teoría, los tres ingredientes para el colapso ya están a la vista:

1. Agotamiento del petróleo. 2. Grandes migraciones.

Mucho que decir. Me parece que, aunque interesante, esta teoría cojea al no tomar en cuenta la aparición de las energías alternativas, cuyas aplicaciones hemos comenzado a ver en distintos países. De hecho se prevé el uso de fuentes de energía gratuita, como la del sol, que tanto utilizamos ya.

3. Caída de nuestra organización política.

 

Leo y escucho por todos lados que es inminente la caída de la banca y por tanto del sistema financiero, lo cual concluiría con un tipo de organización que nos ha convertido en la sociedad más endeudada y por tanto más controlada. El gancho ha sido un tipo de consumo distorsionado basado en la satisfacción de necesidades inducidas por el uso que las empresas han hecho de la publicidad.

 

 

 

Se habla acá, en África, de que en el futuro, ante la inviabilidad de las ciudades masivas y tras las modificaciones poblacionales ocasionadas por el hundimiento de ciudades importantes, nos encaminamos a una organización social en comunidades, con el trueque como base de intercambio. Todo se transformará. Hasta nuestra manera de alimentarnos. Cada vez es mayor el número de personas que optan por el vegetarianismo, que pareciera ser el modo más racional de alimentarnos en el futuro, tomando en cuenta que el consumo de carne ha sido unas de las principales causas de la desertificación de nuestro planeta. Podríamos optar por el consumo de nutrientes vivos, como frutas y vegetales, muchos de los cuales plantaremos nosotros mismos. La organización familiar se modificará también, volviendo a las familias extendidas.

 

 

 

En ese futuro que ya se contempla, nuestra supervivencia como especie dependerá de la conciencia con la que nos organicemos. Habrá que guardar memoria de lo que ha sucedido en nuestras sociedades de hoy con la clase política y la empresarial, para no volver a permitir la rapiña y el abuso. Podríamos instrumentar una vuelta a las raíces muy sana y además placentera.

 

 

 

¿Al paraíso perdido? Por qué no.