Columna por: Estela Girón
Dudosa, respondí al llamado de un grupo de personas, que hartas de la situación de inseguridad que se vive en Naucalpan, Atizapán, Tlalnepantla, en especial la zona de Satélite, decidió convocar a marchar con un solo clamor: exigir la seguridad que nos merecemos.
Admito que nunca había asistido a una marcha, pero pensé que un cambio no se iba a dar estando cómoda en mi casa; así que llegué a la cita. Al principio había muy pocos participantes, pero conforme se iba acercando la hora de partir, mi sorpresa fue muy agradable al observar que llegaban más y más personas. Todas vestidas de blanco, el color de la paz.
Segura y con más confianza, observé familias enteras, parejas jóvenes o maduras con hijos adolescentes, papás con bebés en sus carriolas, personas mayores que ponían ejemplo de valentía, condición física y voluntad, además de muchas mascotas marchando junto con sus dueños. Con esto, comprobé lo que ya sabía, que esta marcha se organizó por civiles y se llevó a cabo por los mismos, ningún partido político se permitió en este movimiento, únicamente ciudadanos pacíficos, con el mero objetivo de buscar seguridad.
Al caminar casi seis kilómetros por los lugares más emblemáticos de Satélite, sin obstruir el tránsito y de forma muy organizada, reconocí a varias personas, vecinos y viejos amigos; conforme avanzábamos, esos antiguos lugares trajeron a mi memoria gratos recuerdos de la infancia segura y feliz que pudimos vivir en ellos, rodeados de vecinos que se convirtieron en amigos de por vida. Pasé por lugares donde jugábamos hasta llegada la noche, cuando nuestras mamás gritaban que la cena estaba lista.
¡Qué lejos están esos tiempos!, ahora que pensamos dos veces en salir de noche a divertirnos o ir por nuestros hijos a alguna fiesta esperando ser invisibles a la delincuencia… Es lamentable y comprensible la paranoia a la que hemos llegado, al estar alterados en todo momento y desconfiar de cualquier persona que se nos acerca. Tenemos que abrir los ojos y participar de forma pacífica, sin buscar culpables, sólo exigiendo a nuestros gobernantes lo que siempre han prometido y hasta el momento no han cumplido cabalmente: seguridad.
Si no hay resultados, se convocará a otra marcha; les pido que nos unamos. ¡La unión hace la fuerza! Salgamos de nuestra zona de confort y juntos logremos un cambio efectivo, hagámoslo por nuestras familias, hijos y comunidad.