“Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si queréis probar el carácter de un hombre, dadle poder.”
Abraham Lincoln
No sé si será exclusivo de mi amado México, o si es condición humana que el poder mareé a los políticos y que los desubique sacándolos de la realidad. Tampoco sé si será resultado de los altos índices de ozono, de que Carmen Salinas sea diputada, que no ganemos ningún campeonato de fútbol, que Trump se postule para presidente en el vecino país o que en verdad estamos gobernados por individuos que carecen de la más mínima autocrítica, moderación y humildad.
Dice una frase: dale un poco de poder a la ignorancia y se convertirá en prepotencia… Y así es, a lo largo de los años en el panorama político de nuestra nación han surgido figuras políticas de todos los tipos: el joven soñador, aparentemente con altos ideales; la mujer promotora de la equidad de género; el profesionista que quiere cambiar la realidad de su país a través de la política; tantos y tantos personajes que desfilan en los distintos escenarios de México. En un principio se observan congruentes, trabajando fuerte, molestos con la injusticia, la corrupción, la desigualdad. Sin embargo, sin embargo… cuando llegan al poder como en un acto de ilusionista, aquella persona admirable se convierte en un ser con doble moral, sin ideales (todos los vendió), con una personalidad arrogante, soberbia y prepotente.
Es lamentable encontrarse con estos personajes, hombres y mujeres, que apenas acceden a un poco de poder modifican sus conductas, sus valores. Se vuelven inalcanzables y aquellos rasgos de carácter admirables, o aquellas habilidades naturales se van desdibujando en un charco de lodo habitado por millones de mosquitos chupasangre que los ensalzan elevándolos a nivel de dioses y perdemos a esas promesas restauradoras del orden social, cultural, político o económico de un país y para perjuicio de todos quienes creímos en ellos se han perdido en ese rio de adulaciones y aduladores, se vuelven peces frágiles que nadan con la corriente y esas personalidades admiradas se tornan en pusilánimes sombras, si no es que en una especie desconocida que tendrán que descubrir los estudiosos antropólogos, sociólogos, etc., en arduas investigaciones que intenten explicarnos lo que ocurrió en la mente tan frágil de esos hombres y mujeres que cambiaron su esencia por la pasajera e inestable fama.
Sea este entonces un llamado a la cordura de esas mujeres y hombres en cualquier actividad que les ha dado poder como lo es la política para que utilicen los filtros emocionales, cognitivos, físicos, ontológicos o cualquier medio que les ubique, los centre y les recuerde constantemente y como decían los antiguos romanos “Recuerda que eres mortal y esto también pasará” Memento Mori.