El futuro incierto de la Política Exterior Norteamericana durante la Administración de Biden

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francisco rodriguez

Cuando Donald Trupm llegó al poder hizo hincapié en los errores y las consecuencias de las intervenciones auspiciadas por Estado Unidos. Cuando el 11-S inauguró la nueva era de seguridad internacional, muchos países que rechazaron ese “nuevo orden”, pero no fue impedimento para que la mayoría de Estados, se incorporasen a la nueva política de seguridad. El escenario post 11-S, inauguró un sinnúmero de conflictos armados en el mundo. 

 Uno de los resultados más notorios de la administración Trump es que no se inició una nueva guerra, aunque cerró los ojos y los oídos frente a conflictos ya iniciados con antelación. EL ex presidente Trump expresó varias veces que Estados Unidos y su pueblo estaban cansados del infructuoso intervencionismo global estadounidense. Este es un punto de coincidencia entre Trump y Biden. Ambos han aprendido las lecciones de Afganistán, Irak, Libia, Siria, Yemen y un larguísimo etcétera. Los dos políticos coinciden en que las guerras auspiciadas por nuestro vecino son una ventaja para China.

Biden expresó durante su campaña que no iniciará nuevos conflictos y que pondrá fin a los que ya existen. En ese marco, se espera que el nuevo presidente rescate el acuerdo firmado con Irán durante la administración Obama, pero Teherán ha manifestado acertadamente que el cumplimiento de los convenios no depende del capricho de las partes, ni se pueden hacer convenios cuando cambia un presidente. Situación que resulta aún más difícil por el asesinato de su principal científico nuclear a finales del año pasado. Veamos cómo resuelve Biden este problema.

Por otro lado, se encuentran los enemigos tradicionales de Estados Unidos: China y Rusia. La política exterior de Biden debe renovarse para recuperar terreno frente al bloque euroasiático, pues las relaciones entre países fuertes funciona ganando presencia: “si aprietas la cuerda por un lado, debes aflojarla por el otro lado”. 

Seguramente Biden también buscará recuperar el acuerdo climático de París abandonado por Trump. En ese sentido, se espera que el nuevo presidente invierta en “infraestructura verde” para lograr que Estados Unidos se convierta en un país neutro en la emisión de carbono para mediados del 2030, aunque también ha referido que no suspenderá la explotación de combustibles fósiles ni de petróleo.

Los vecinos sureños de Estados Unidos, recordaran a Trump con sus errores, como el caso de México, por la promesa del muro fronterizo. La administración anterior fue particularmente cruel con las sanciones contra Cuba y  Venezuela. En Caracas, Maduro y Guaidò esperan que las decisiones del nuevo gobierno sean favorables a los intereses de uno u otro, sobre todo en favor de Guaidò que fue el blanco de “críticas” y “burlas” de Trump y los países que apoyaron infructuosamente su “presidencia”. En América Latina hay la expectativa de que la política económica de Biden favorezca  la región.En suma, el mundo espera las decisiones importantes del nuevo presidente norteamericano que no demuestren “un lavado de cara”, sino una “ducha completa”.