Columna: Rosa Ana Domínguez
El día de San Jordi en Barcelona, nombrada Ciudad de la Literatura por la UNESCO, es algo especial. Aquí se festeja regalándose una rosa y un libro. El origen de la rosa es porque cuando San Jorge mató al dragón para salvar a la princesa, en vez de sangre brotaron rosas; y el del libro es porque se cree que el 23 de abril de 1616 murieron Cervantes y Shakespeare.
Éste era mi segundo año y quería celebrarlo como el primero: en grande. Esto fue lo que pasó.
13:20 salí de casa, caminé hacia la parada del autobús 34. Por todas partes había puestecitos de venta de rosas. Me apeé en Pau Claris, de donde caminé a Rambla de Cataluña, que rebosaba de puestos de venta y firma de libros hasta Plaza Cataluña. Apenas se podía pasar y tenía uno que esperar turno para acercarse a y echar una mirada a los ejemplares. Yo iba con una lista de 14 títulos, deseosa de hallar algunos, pues ese día los venden con descuento. El ambiente era de fiesta.
14:45 busqué un restaurante en donde comer. Había muchos pero todos a tope. Sólo conseguí lugar en un vegetariano en donde daban un menú de tres tiempos por 11.50 euros.
15:20 seguí viendo puestos. Hallé Lluvia fina de Luis Landero y Tus pasos en la escalera de Antonio Muñoz Molina. Me fui encaminando hacia Paseo de Gracia hasta llegar al número 21, casi enfrente de La pedrera de Gaudí.
17:00 comenzó el taller de novela que tomo cada martes con la escritora Paula Cifuentes, en donde nos da técnicas de escritura, leemos los capítulos de las noveles que estamos escribiendo y analizamos un libro. Esta vez propusimos el siguiente, hicimos un intercambio de libros y analizamos Reina Roja de Juan Gómez Jurado. Entre todos concluimos con que no tenía una trama sostenible, no tenía un estilo interesante, había cantidad de tramas de personajes periféricos inconclusas y el final era decepcionante.
19:00 bajé las escaleras circulares del majestuoso edificio charlando y riendo con mis compañeros y a través de los cristales de la puerta vi a Gustavo esperándome con una rosa en la mano. Mi corazón dio un salto. Nos enlazamos y nos fuimos sobre Paseo de Gracia pasando por entre la muchedumbre rumbo a La Casa del Libro. Una cuadra antes, al gentío se aunaba una cola enorme.
-¿Será para entrar a la librería? -pregunté a Gustavo.
-Son capaces.
Pregunté a una chica y me dijo que era para la firma de una novela. De todos modos era imposible entrar en la librería. Parecía vagón de metro a hora pico. Decidimos irnos y más adelante me detuve en el puesto de la librería Laie en donde revisé con cuidado a ver si había alguno de los títulos que buscaba y nada. Ninguno. Ni a la derecha ni a la izquierda. Le tendí la lista a una chica encantadora y muy eficiente que se movía a toda velocidad buscando títulos y cobrando. Encontró cuatro justo frente a mí. La noche fenomenal de Javier Pérez Andújar, Sur de Antonio Soler, Oriente de José Carlos Llop y Perdón de Ida Hegazi Hoyer, que es la novela que vamos a analizar en el taller.
21:20 tomamos asiento exhalando por el cansancio en la terraza de un Enrique Tomás para comer una coca (un pan largo y ancho) con jamón ibérico de bellota con una buena caña (una copa de cerveza). 22:40 me desternillaba de risa con La noche fenomenal. Qué libro más divertido y qué buen San Jordi.