Por Francisco Rodriguez
El pasado 23 de enero Juan Guaidò se autoproclamó presidente interino de Venezuela para desconocer el régimen oficial de Maduro. Países y organizaciones internacionales se han manifestado en favor de uno o de otro presidente. Algunos gobiernos han externado su intención de apoyar militarmente a Venezuela.
Estados Unidos convocó a sesión extraordinaria en el marco del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para debatir y proponer soluciones viables para terminar con el conflicto civil venezolano.
Los resultados de la sesión del Consejo de Seguridad del día 26 de enero fueron los siguientes:
Estados Unidos solicitó el apoyo del Consejo de Seguridad para apoyar incondicionalmente al pueblo venezolano en el sentido de reconocer la legitimidad del gobierno autoproclamado de Guaidò. Washington también afirma que Rusia y China apoyan un régimen fallido únicamente para recuperar sus inversiones en el país caribeño.
Europa con el Reino Unido, Francia y Alemania a la cabeza critican fuertemente la permanencia en el poder de Maduro y dan a éste un ultimátum de ochos días para que convoque a nuevas elecciones, o de lo contrario apoyarán la designación unilateral de Juan Guaidò.
Latinoamérica está dividida, pues los países que conforman el Grupo de Lima apoyan también a Juan Guaidò; mientras que Cuba y Bolivia reconocen la legitimidad del régimen chavista e incluso la representación boliviana expresó fuertemente que Latinoamérica no será más “el patio trasero” de Estados Unidos y que los intereses de este país son tres: petróleo, control geopolítico y escarmiento para aquellas naciones que reúsen alinearse a las políticas norteamericanas.
Por su parte China y Rusia reconocen el gobierno de Maduro y también acusan a Estados Unidos de bloquear la democracia en ese país.
La representación venezolana acusa categóricamente a Estados Unidos y sus aliados de liderar un golpe de estado en agravio de su actual gobierno. Igualmente, reclama a Europa el ultimátum para celebrar nuevas elecciones y que respete la soberanía y las decisiones políticas que solo atañen a los venezolanos.
La sesión terminó con posturas y propuestas divididas, sin acuerdos concretos ni propuestas para iniciar algún plan de ayuda humanitaria para Venezuela.