AMLO, la pesadilla

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La ley se ha cumplido. Andrés Manuel López Obrador (AMLO) tomó protesta como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Frente al Poder Legislativo juró primero, luego pronunció un discurso generalista sobre lo que será su gestión. Por la tarde del mismo día, en el Zócalo de la CDMX, frente a miles de personas presentó los 100 puntos que se compromete a cumplir en su mandato.

Del discurso matutino, frente a los poderes legislativo y judicial, destaca el haber dado voz a muchos de sus seguidores al decir a Enrique Peña Nieto lo que –tal vez- nunca escuchó. Del segundo, en la ceremonia con los pueblos indígenas y el amlofest, acentuamos su carácter incluyente.

El discurso en el Zócalo capitalino es clave. Responde a quienes, apoyadores y detractores, se preguntan sobre lo que habrá de ocurrir en su mandato. La lista de los 100 puntos responde al qué… pero no al cómo.

El espacio disponible para la Política Ficción es insuficiente para la disección de los 100 puntos. Hacer esto demanda la aplicación de metodologías de análisis de política pública cuyo tiempo y extensión rebasan el disponible, pero que resultan urgentes para estimar la viabilidad de sus deseos.

A lo largo de los días la población se enterará de éstos vía su periodista de confianza, quizá un periodista marcado por sus vacíos de conocimiento, intereses empresariales y alguno que otro desliz inconfesable. Aquí preferimos poner el acento sobre el trinomio pronunciado por López en ambos discursos: conservadores – corruptos – hipócritas.

Según lo dicho por el ahora titular del Poder Ejecutivo las familias son diversas, México pluricultural y diverso sexualmente, el credo religioso una elección en libertad, las personas de la tercera edad fundamentales, la educación la respuesta y las mujeres –a juzgar por el número de cargos en su grupo más cercano- tan capaces como los hombres para ejercer la toma de decisiones y el poder y algunas madres tan dañinas que encubren a sus hijos delincuentes.

Así, las organizaciones defensoras de la familia tradicional deberán restringir su marco de acción a quienes optan por ese modelo de familia y olvidarse de imponerlo a la sociedad en su conjunto. Las sectas como la de Yuri y Mauricio Clark deberán terminar su juego de convertir en heterosexuales a quienes no lo son y, de paso, aclarar el origen de sus recursos y operación financiera en México.

Las organizaciones de la sociedad civil, preocupadas por la familia (Unión Nacional de Padres de Familia), la educación (Mexicanos Primero) o la violencia (Isabel Miranda de Wallace) tendrán que comprender que su visión no puede ser hegemónica y, mientras esto ocurre, deberán aclarar el origen de sus recursos.

Varios empresarios, micros, pequeños, medianos o grandes, deberán explicar (y algunos enfrentar legalmente) cómo ganaron terrenos federales en presas y lagos, cómo lograron exclusividad monopólica en oferta de servicios o productos, cómo consiguieron el crecimiento inexplicable de negocios y fortunas, cómo crearon empresas fantasma, cómo optaron por la venta de facturas.

Para los seguidores de López Obrador comienza el sueño y puede convertirse en pesadilla, pero para esos conservadores – corruptos – hipócritas la pesadilla ya está en el poder.