Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988) sentó las bases para mover a México hacia el neoliberalismo económico. Aunque su etiqueta es errónea, las potencias giraron sus economías y las del tercer mundo hacia este modelo. México no se quedó atrás.
Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) culminó la implementación, supervisado por un grupo de organismos supranacionales (OCDE, FMI, BM, BID, entre otros) que cobran altas cuotas de pertenencia y además millones de dólares del erario de las naciones por –a modo de consultora- desarrollar políticas públicas para acelerar la inserción de las naciones al modelo.
En el año 2000 el Reino Unido, al mando de Margaret Thatcher, comenzó a vivir los errores del modelo neoliberal. Un registro de este fracaso queda en el cine inglés producido en la época. La cinta Billy Elliot es la muestra más famosa.
Los resultados del modelo neoliberal se condesan en la producción de pobres, la asfixia de la producción local –en países ahora llamados emergentes-, la elevada concentración de la riqueza, el incremento de los niveles de violencia producto de la ruptura del tejido social, la implementación de reformas estructurales sobre las riquezas de las naciones participantes, entre muchas. El drama económico de Grecia, Turquía, Italia y España, por mencionar algunos, fueron detonadores del fracaso.
La ciudadanía de muchos países tomó conciencia de su depauperación: escasez de empleo, bajos salarios, trabajos sin seguridad social ni responsabilidad patronal, carencia de oportunidades de movilidad social, falta de acceso a sistemas de salud y vivienda como los más relevantes.
Mientras Barack Obama se empeñó en mantener vivo ocho años más un modelo económico muerto, la ciudadanía inglesa optó por el Brexit, no porque esta sea la solución sino por la desesperación económica. En tanto, Vladimir Putin giró el rumbo de Rusia para colocarla hoy, según los analistas, como la potencia populista-proteccionista que atendió la microeconomía y el desarrollo local de un país que hoy está “contento”. De la misma forma lo hicieron los ciudadanos estadounidenses votando por Trump, cuyos resultados a poco más de un año de haber llegado al poder son positivos para la economía interna. Las medidas de Putin y Trump tienen también rasgos polémicos. El camino del mal llamado modelo neoliberal está trazado: ¡fracaso!
Klaus Schwab, desde el Foro Económico Mundial, apuesta por una 4ª. Revolución Industrial -cuya implementación se lleva a cabo desde la Alemania de Merkel- y también producirá una elevada cantidad de pobres.
En México, a los más de 50 millones pobres contabilizados, se sumarán en mayor medida las clases medias profesionalizadas pues sus funciones serán sustituidas por tecnología. Por su falta de infraestructura tecnológica, los países de América Latina deberán desplazar millones de personas hacia fuentes de ingreso aún no concebidas.
El mundo, dicen los especialistas, será para quienes posean la tecnología y para quienes produzcan conocimiento: los investigadores. Actualizar tecnológicamente a México, o a nivel de producción de conocimiento se ve complejo a la luz de la estadística nacional en la que somos pocos los investigadores y no poseemos una industria de desarrollo de tecnología. Los presupuestos del PIB dedicados a estos rubros no alcanzan los estándares mínimos marcados por organismos internacionales.
Enrique Peña Nieto (2012 – 2018) ¿será el sepulturero del modelo neoliberal?