Cenicienta al Palacio de Toluca

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El 4 de junio se acerca. El gran baile con las doncellas casaderas ha comenzado. Sólo una conquistará al príncipe y será “la dueña” del Estado de México.

El pueblo mexiquense se alista para elegir y recibir al o la titular del Poder Ejecutivo Estatal. El marketing político está en su momento de mayor fuerza, dado el corto período de ejecución. Más que destacar por sus logros de campaña, tiene prioridad el escándalo y la agresión. Al pueblo pan y circo… hasta en el noble oficio de la política.

El protagónico Andrés Manuel (AMLO) vocifera que la estructura de partidos está nerviosa por el irreversible triunfo de Morena en dicho Estado y en las elecciones federales. Olvida AMLO que esta estructura que critica no la tiene Morena. Morena es el partido de un solo hombre que es el líder, organizador, vocero, gestor de recursos, protagonista y candidato en todo. López Obrador, a fuerza de declaraciones en las que él sobresale, pretende dar el triunfo a una política cuyo nombre ni siquiera está posicionado.

El titular de Morena considera que su sola palabra, como la que pronuncia en ese grupo religioso al que pertenece y que bien merece una investigación por parte de la Secretaria de Gobernación para transparentar su operación, hará triunfadora a su gallina.

Josefina Vázquez Mota, que luego de aspirar a la presidencia de la nación dice conformarse con el Estado de México, enfrenta acusaciones de lavado de dinero que aprovecha para alcanzar mayor visibilidad, al menos como víctima, pues los apoyos calderonistas restan en vez de sumar. Las acusaciones a Josefina vienen del Partido de la Revolución Democrática (PRD), un cascarón que sus dirigentes se esfuerzan en romper a pedazos.

Mientras tanto Cenicienta canta con los gordos ratones aguardando silenciosa su llegada al Palacio.

El candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) mantiene la “sana distancia” de los dimes y diretes (al momento de redactar estas líneas). Lejos de los rijosos dedica su tiempo a hacer campaña, con algunas acusaciones de gastos rebasados pero siempre guardando las formas y dejando las respuestas a su equipo de trabajo.

En tanto, los operadores del priísmo, en silencio y discreción, realizan su trabajo siempre cuestionable. Los diputados locales, con acento en la turbiedad de los de Naucalpan, Tlalnepantla y Atizapán, comparten en sus redes sociales videos contra los contendientes, negocian por debajo del agua algunas prebendas en dichos municipios conurbados que son una mafia del poder político del PRI.

Por ahora, el Duque sigue recorriendo las calles para recibir las indicaciones de los institutos electorales y decidir a quién le colocará la zapatilla de cristal.