Columna: Esthela Girón
Estoy en una comida formal, de ésas con un espléndido servicio de mesa, consistente en una gran cantidad de cubiertos acomodados horizontal y verticalmente, platos, platitos, vaso, copas y toda la gama de herramientas sofisticadas para comer cada tiempo de los diversos en que consiste la comida. Y allí, entre tanta herramienta culinaria, discretamente se encuentra un pequeño plato, en el lado menos útil para los diestros y muy agradecido por los zurdos, causante en muchas ocasiones de exhibir la falta de conocimiento de la etiqueta en la mesa.
Discretamente le comunico a mi amiga, mi musa, sentada a mi izquierda, que acaba de invadir mi plato del pan. Ella, con toda seguridad, me contesta: –¡No! El de la derecha es el más cómodo, acá tengo muchas cosas y no cabe. Éste es mi plato-. Su tono, nada prudente, ocasiona una polémica en la mesa sobre la bandejita del pan. –Sí, es el de la derecha–. Ella insistía mientras todos los de la mesa tratábamos de convencerla de lo contrario, hasta que nuestros esfuerzos dieron frutos y aceptó cambiarme el platito, ya en orden, continuamos nuestra comida.
Hay gente que se horroriza al tener enfrente una gran cantidad de aparejos; preferiría contar con un tenedor universal para evitarse la pena de ocupar cada uno de los cubiertos en los diferentes platillos ofrecidos. Otras personas, como mi amiga, siguen sus instintos de comodidad, aunque su confort incomode a los demás comensales al quitarles sus implementos de comida, como la fuente del pan o algún cubierto con ubicación indefinida entre los suyos y los de la persona de al lado.
Si utilizamos la lógica al observar el tipo de servicio al que nos enfrentamos, nos llevará de la mano para hacer uso de cada uno de los utensilios dispuestos para cada platillo.
La regla más importante en cualquier tipo de mesa será utilizar los cubiertos de afuera hacia dentro y tener en cuenta que los tenedores siempre irán a la izquierda del plato, y los cuchillos y cucharas a la derecha. Debemos fluir con la razón de los platillos ofrecidos y usar los cubiertos de acuerdo a ellos.
Una mesa complicada impone respeto y conocimiento, un error por nuestra parte la desequilibrará toda; pero, sabiendo qué hacer en este tipo de casos, estaremos tranquilos y disfrutaremos la comida en vez de sufrirla con cada vianda ofrecida.