La esclavitud en nuestros días

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El de los niños, es el sector más vulnerable, más necesitado y más amable (es decir susceptible de ser amado) de la sociedad. ¿En dónde estamos parados los adultos para no darnos cuenta de la dimensión de los crímenes que se cometen a diario contra ellos? El que como siempre lleva lo peor parte, es el sector más expuesto: niños, pobres, negros.
En algunos pueblo de Burkina Fasso, Togo, Mali, Niger y Nigeria, los habitantes están sumidos en una pobreza tan terrible que los niños tienen que salir a trabajar para ayudar a sus familias o los padres los venden a las dueños de las plantaciones. También hay enganchadores que convencen a los pequeños con promesas  sencillamente los secuestran. Son niños entre 7 y 16 años. Cada uno vale alrededor de 230 euros, de los cuales ellos no reciben nada y con frecuencia ni los padres.
En las fronteras los transportan hasta Costa de Marfil, adonde los encierran en plantaciones aisladas para trabajar de ochenta a cien horas por semana, sin paga alguna. Los países de Africa Occidental proporcionan más del 70% del cacao que se comercializa en el mundo.
La circunstancia que ha generado todo es que los productores de cacao apenas pueden ganarse la vida con la venta de los granos de cacao, pues son los grandes consorcios los que establecen las condiciones del mercado, entonces recurren a la mano de obra infantil.
En 2001 la FDA quería aprobar una legislación para la aplicación del sello slave free (libre de esclavitud) en las etiquetas, pero la industria chocolatera -Nestlé, Hershey, Mars- utilizó su dinero para detener la legislación, prometiendo terminar con el trabajo esclavo infantil de sus empresas en 2005. El plazo ha sido repetidamente aplazado ¡y al final prometieron corregir la situación en 2020! ¡Es decir obtuvieron autorización oficial para usar esclavos (en África Occidental hay entre 500 000 y 1.5 millones de niños trabajadores) durante diecinueve años más! Mientras tanto, el número de niños que trabajan en la industria del cacao aumentó 51% entre 2009 y 2014, según un informe de junio de 2015 de la Universidad de Tulane.
Entrevistado Alyn Diabate, un antiguo esclavo del cacao, dijo: “algunos de los costales eran más grandes que yo. Hacía falta dos personas para ponérmelos en la cabeza. Y si no me apuraba, me golpeaban”. Y Drissa: “Cuando la gente come chocolate, están comiéndose mi propia carne“.
¿Quiénes son los responsables de esta atrocidad? Somos tantos. Por un lado los políticos corruptos que permiten a los monstruos perpetrar sus monstruosidades y, por el otro, el público ignorante que seguimos financiándolas al consumir sus productos. Pero no más. Cada vez se sabe más de esto. Y por lo pronto la solución está en manos de los consumidores.
Yo no vuelvo a comprar un solo chocolate de Hershey, Mars, Nestlé, ADM Cocoa, Godiva, Fowler´s Chocolate y Kraft.
Arghhh! Con lo que me gusta.