La presidencia de México es inalcanzable para Álvarez Máynez, candidato de Movimiento Ciudadano (MC). La distancia entre él y la puntera supera los 50 puntos en todas las encuestas -metodológicamente confiables- publicadas en el corte inicial de mayo.
Es alcanzable para el candidato del partido de Dante Delgado colocar al naranja como la segunda fuerza política de México, enviando al deshonroso último lugar a Xóchitl Gálvez, candidata del PRIAN.
El crecimiento inusitado de MC, sobre todo luego del segundo debate que marca el desplome total del PRIAN, no sólo mueve las fichas del juego por la presidencia sino que termina de exhibir a las personas, empresas e instituciones, detrás de Xóchitl Gálvez del PRIAN.
Los partidos que presentaron a Gálvez, en su desaseado inicio de contienda, apostaron por construir la narrativa de que estábamos frente a una lucha de dos: MORENA contra el PRIAN. El argumento central de esta idea era la narrativa que manejaron los últimos casi seis años respecto a la polarización.
La aparición de un tercero en la contienda, primero, y luego su crecimiento como opción política desarticuló esa narrativa. Adicionalmente la aprobación presidencial, la intención de voto por el partido oficial y los positivos de la candidata del poder muestran que tienen tras de sí a la mayoría y sólo entre 30 y 35 de cada 100 en contra. La polarización era falsa: hay tres fuerzas en la contienda y sólo una concentra a 7 de cada 10.
Imaginaron que bajar de la lucha presidencial al impresentable Samuel García sería el golpe certero para el “fosfo” y para Movimiento Ciudadano (MC), quizá creyeron que esto los obligaría a unirse al PRIAN de Xóchitl. Se prueban como pésimos estrategas: Maynez tiene altas probabilidades de reducir al PRIAN a un tamaño tan pequeño como el de Movimiento Ciudadano en las cámaras y otras posiciones de representación popular.
En la fallida estrategia contra Máynez y MC jugaron fieles a su estilo los medios corporativos de información y su devaluada comentocracia. Periodistas, columnistas, comentaristas y opinadores de los medios de siempre (Televisa, Reforma, El Universal, Latinus, entre muchos, con toda la tinta de su vapuleada plantilla de “pensadores”) insistieron una y otra vez que esto era una batalla entre dos. Evitaron en el análisis al candidato de MC, lo ignoraron en la disección analítica del momento electoral además de cerrarle las puertas en las mesas de discusión.
Esos autonombrados periodistas y/o líderes de opinión, aquellos que con su sangre defendieron todo el sexenio la libertad de expresión, la democracia, la inclusión, el contrapeso y el equilibrio político, hicieron invisible a Máynez y a MC. Quedó revelada su mentira: no les importa el juego democrático, practican una libertad de expresión a modo y buscan la restauración de sus cuates para sus cuotas. Hay tres candidatos y fingen no darse por enterados.
Las críticas al partido naranja por parte de quienes no creemos en ellos, algunas publicadas en este espacio, las sostenemos sin olvidar que este es el juego democrático: garantizar la existencia de todos, el derecho a la participación de todos, a la expresión de todos, al crecimiento de todos y el reconocimiento de la necesaria extinción y/o disminución de los que como el PRIAN ya no aportan nada a la sociedad.