Lo que mi abuela nos enseñó de “economía circular”

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Atenuar necesidades sin perder la dignidad

Ernesto Uranga Vox Populi

Practicar hoy la economía circular es un imperativo de subsistencia. De no seguir sus pautas, el planeta -y nosotros con él- terminaremos muy mal.

Y recuerdo lo que mi abuela nos enseñó -hace más de sesenta años- acerca de economía circular.

Mi familia la integraban mis tres hermanos y mis padres. ¿Qué sucedía con nuestra ropa?  El hermano mayor era el que estrenaba las prendas. Los siguientes, las heredaban, pero rehabilitadas. Yo era el menor.

Pantalones, camisas y calcetines remendados; zapatos con suelas renovadas, lustre radiante y cordones nuevos. Estrenar, para los hermanos menores, era un lujo. 

Lo mismo con la comida. Recuerdo a mi abuela decir: “hoy tocan tlacuepas”, lo que significaba que la comida consistiría en las sobras de las comidas anteriores. 

Las “cosas”, requerían usarse con cuidado, no se podía romper un lápiz porque no habría sustituto. Todo lo que “se usaba”, estaba destinado a durar mucho tiempo. Pedir un cambio o reposición de útiles escolares a mediados de año, era un atrevimiento mayúsculo.

Mi abuela nos enseñaba así a vivir con sobriedad, a atenuar las necesidades materiales en forma eficaz, sin perder la dignidad.  

Poco a poco, el consumo masivo, derivado de mayores estándares de desarrollo económico y un abastecimiento casi ilimitado de bienes, puso fin a las prácticas circulares de mi familia. Entrábamos de lleno en la vorágine del consumismo. 

Se impuso la economía lineal. Los chinos hicieron un gran trabajo, saturando los mercados con mercancías a precios bajos y calidad ínfima… podíamos estrenar más seguido.

Con los excesos, el modelo de consumo lineal comienza a cobrar víctimas. Los recursos del planeta se agotan y degradan. Y los desechos tóxicos se apropian del paisaje natural en todo el globo.

Hoy, la economía lineal es una amenaza a la especie humana. Su modelo basado en la extracción de materias primas, fabricación de productos, uso y desecho de los mismos, no asegura final feliz.

Por el contrario, la economía circular busca reducir la explotación de las materias primas, reutilizar los productos, recuperarlos y reciclar para nuevos usos… justo lo que hacía mi abuela.

Quizás hoy, con ese modelo de negocio, ella sería una empresaria exitosa.