Ética periodística, libertad de expresión y democracia 

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eder santos

Lamentable el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, el cual ha despertado focos rojos en todo el mundo, porque vulnera la soberanía y, con ello, la propia democracia, la libertad de expresión y en especial la paz mundial, ya que conlleva implicaciones sociales, políticas, económicas así como financieras, repercutiendo de manera directa e inmediata en la población.

Rusia es un país con diferentes formas de represión, pero uno de los que más laceran es la libertad de expresión. Esta potencia ecomómica, de acuerdo a la Edición 2021 de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, se encuentra en el sitio 150 de 180 países evaluados por la Organización Reporteros Sin Fronteras; aquí me detengo, hago una pausa larga y respetuosa para todos aquellos periodistas que han perdido la vida en el ejercicio de su profesión.

México no queda tan alejado de Rusia en esta clasificación, ocupando la posición número 143, lo que implica, corrupción, impunidad y violencia institucional; esto es una grave violación a lo establecido en el artículo 7 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el cual señala que es inviolable la libertad de difundir opiniones, información e ideas, a través de cualquier medio. Según datos del balance emitido por Reporteros Sin Fronteres en 2021, la represión, el año pasado, se volvió implacable contra los periodistas, 488 profesionales de la prensa fueron arrestados, incrementandose en un 20% comparado con el año anterior y confirma que fue asesinado un periodista por semana durante durante 2021.

Desempeñar la profesión periodística con ética, tal y como lo describe Bejamin Harris, bajo los conceptos de verdad, objetividad y exactitud, constituye en México un riesgo para la vida, se convierte en un ejercicio suicida, lo que nos hace pensar que en nuestro tan surrealista país existe otra epidemia: los asesinatos de periodistas.

Para la Federación Internacional de Periodistas, México es uno de los países más peligrosos del mundo, quienes a través de la radio, televisión o medios digitales denuncian corrupción o abuso de poder, lo que genera estigmas a la prensa; en este orden de ideas nos hacemos la siguiente pregunta ¿Para ser periodista en nuestro país, se debe dejar a un lado el equipaje denominado ética e integridad? o ¿Se debe defender a toda costa las ideas y pensamientos aunque simbolice un riesgo para la vida?; debido a que, tan solo en 2021, se documentaron más de 362 agresiones en contra de medios de comunicación y periodistas.

“Calladito te ves más bonito” ha sido la frase que se ha cimentado en los últimos años, porque para quienes tienen el atrevimiento de levantar la voz han sido callados a través de amenzas o agrasiones, creo firmemente que a los que nos dedicamos a esta noble labor, la debemos enaltecer, defender y valorar, tal como la definió el Premio Nobel Gabriel García Márquez quien dijo que “el periodismo es un género literiario al mismo nivel que la novela, la poesía, el cuento y el teatro. Y es importante porque es un género literario con los pies puestos sobre la tierra.”

Desempeñemos este género literario con la mayor ética e integridad, que cada palabra escrita motive, produzca emociones, acaricie el alma, pero sobre todo, hagamos del periodismo una forma de vida, teniendo como objetivo: salvar vidas.

En fin el trecho hecho dicho.