Desde hace ya algunos años, el Presidente tiene en la mira al Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), que es precisamente este mecanismo de coordinación entre diferentes instituciones, pero sobre todo representa ese vínculo con la ciudadanía a través del Presidente del Comité Coordinador, quien, a su vez, palpa las necesidades de la sociedad y las defiende, con la finalidad de que las políticas públicas se dirijan para la obtención del bien común.
Si bien los avances han sido lentos, sin duda son contundentes, como ejemplo la Política Nacional Anticorrupción (PNA), y su aprobación del Programa de Implementación de la Política Nacional Anticorrupción, resultado de trabajo arduo por parte de quienes participaron de manera directa en su elaboración, pero sobre todo el apoyo técnico de la estructura de la Secretaría Ejecutiva del SNA.
La Política Nacional Anticorrupción consta de cuatro ejes, en los que se incluyen cuarenta prioridades proyectadas a corto, mediano y largo plazo, siendo el cuarto eje denominado “Involucramiento social en el control de la corrupción”, el más importante para la ciudadanía, porque se abordan temas que incluyen integridad empresarial, educación y comunicación para el control de la corrupción, resulta imperante que se realice a la brevedad, con la finalidad que los esfuerzos realizados se cristalicen en la medida de lo posible, ante la premura de la desaparición de la Secretaría Ejecutiva del SNA, quien funge como apoyo técnico para quienes conforman el CC.
La prioridad 40 de la PNA señala la colaboración con el Sistema Educativo Nacional en materia de formación cívica, ética, integridad y derechos humanos, esta, sin duda, debió ser la primera prioridad por la importancia y su impacto en todos los niveles, ya que habla de esa formación ética que hasta hace algunas décadas se impartía en las aulas y suma la integridad y los derechos humanos que tanto hacen falta fortalecer, con la finalidad de mejorar las condiciones de los grupos vulnerables en nuestro país y cimentar una educación con valores y principios, aquellos de los que nos hablaron nuestros padres y nuestros abuelos.
Es decir, más alla de desaparecer la Secretaría Ejecutiva del SNA, observo que se intenta desaparecer la ética y la integridad en las nuevas generaciones, con la finalidad de que se mantengan ajenos a aquello que lacera de manera constante a nuestra sociedad, como lo es la corrupción, por ello, a quienes tengan la facultad de que la inciativa del Títular del Ejecutivo sea aprobada o no, se les pide que analicen el fondo y trasfondo de lo que sucedería si desaparecen la Secretaría Ejecutiva del SNA.
No solo desaparecería dicha Secretaría, sino la Política Nacional Anticorrupción, sus cuatro ejes y sus cuarenta prioridades, que son el resultado de datos oficiales, estudios de organismos internacionales, investigaciones académicas y de organizaciones de la sociedad civil; de aprobarse esta iniciativa, se aprueba también la falta de compromiso por la lucha de una sociedad mas íntegra, ética y justa.
En fin el trecho hecho dicho.