Cómo nos construimos: el discurso sobre el “otro”.

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1814 --- by Jacques Louis David --- Image by © The Gallery Collection/Corbis
A través del reflejo de lo social es que el hombre/humano logra concebirse. Crea su identidad a través de la otredad  y de cómo los demás lo categorizan. Por naturaleza, todo objeto u persona cognoscible a los ojos del hombre siempre será motivo de observación y distinción, será materia de estudio y problematización. En todo campo de estudio del ser siempre existirá una otredad¹, un “otro” que servirá como parteaguas para comparar y crear una identidad por medio del rechazo a su semejante; todo hombre siempre suele buscar a su prójimo como contradictorio a sus juicios.

Extensas son las guerras por las que, en el nombre del poder, la fe, el amor (nacionalista, de culto religioso y demás), ha llevado al hombre a arrebatarle la paz a su contrario invadiéndolo, destruyéndolo o aniquilándolo. 

Para dar un ejemplo, Grecia no fue la excepción con los persas y otros pueblos no pertenecientes a la Hélade. Con los llamados bárbaros se inauguró en la Historia Universal un predominio de desinterés que ha perdurado hasta el día presente en la cultura occidental; estos pueblos son vistos como salvajes, con costumbres primitivas, incultos, tiránicos y demás. Esta distinción racista entre los griegos y los “bárbaros” se dio gracias a que los griegos quisieron formar su identidad diferenciándose de los demás minimizando todo lo exterior a ellos. En otras palabras, los griegos enhebraron un discurso sobre la alteridad etnocentrista, que, sin los persas aqueménides ni demás “bárbaros” hubiesen podido formar su identidad. 

Uno de los primeros temas de literatura griega fue la guerra contra los persas, que desembocaría una distinción valorativa entre Europa y Asia.  En lo concerniente a la sociedad griega, los persas bárbaros en lugar de caracterizarse por ser una sociedad democrática fueron encasillados como tiránicos. 
Después de las guerras greco-persas surgió “la creación de la retórica de alteridad que en el ágora o en el teatro a través de la escritura u oralidad los persas fueron finalmente vencidos”. La ofensa persa se ilustraba con los pasajes de las batallas con las cuales los aqueménides habían sido vencidos; las batallas de Maratón, Salamina y Platea.

En términos generales el ciclo que sigue el hombre para destacar de entre los demás “próceres” que han existido en un pasado, es pulverizar el orden con el cual están en desacuerdo, transformarse en intolerantes, ser un líder “carismático” e interferir en los miedos de la ingenuidad de la psique humana para manipularla e incitar a que accione con cierto propósito y finalmente comandar a una sociedad entera para que siga determinados preceptos y actúe en orden a establecidas creencias. 

Es un hecho que todos nos creemos dioses al tomar el papel de juzgadores y encasillar los conceptos del bien y el mal para usarlos en contra de nuestros oponentes a la fuerza, mayoritariamente causantes de las disputas que conllevan a la guerra a los hombres.

¿Hemos tenido éxito al buscar el “progreso” destruyendo todo lo diferente a nuestros pensamientos?


 1. El otro. Lo que difiere de uno mismo.