¿Quién tiene la razón?

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Perla Nuñez

Una de las maneras más fáciles de discutir y llegar a debates interminables es sin duda, querer tener la razón, y este tema es más interesante de lo que te imaginas, ya que el proceso cerebral que interviene en ello es bastante complejo, porque la intención es querer convencer al otro de que nosotros somos quienes poseemos la razón, por ende, la verdad, esta acción lo primero que dispara son las emociones, veamos como es que funciona este proceso.

Hoy sabemos que los comportamientos inconscientes se generan en los primeros años de vida acorde a las interpretaciones que hizo nuestro cerebro en función de la manera en que aprendió a relacionarse con el mundo, me refiero a las etapas de desarrollo del cerebro, sensorial, emocional y racional.

Estos comportamientos son puestos en marcha de manera automática, sin que el consciente pueda meter mano, es un mecanismo de defensa que nos ha permitido sobrevivir hasta ahora y comienza desde el primer hombre sobre la faz de la tierra que se agrupó para poder sobrevivir, ser relegado de la manada o alejarse del grupo era estar condenado a muerte, es aquí cuando se genera este comportamiento de manera automática para ponderar la necesidad de pertenecer al grupo sobre la razón, esto quiere decir que, aunque sepamos que el grupo no tiene la razón, podemos negar la verdad con tal de seguir perteneciendo al grupo, hay muchos experimentos sociales que han demostrado que los individuos participantes que fueron engañados dentro del experimento presionados por el grupo a pesar de que era evidente que eran falsas las respuestas de los otros, el 30% respondía con la misma respuesta incorrecta que los otros participantes, esto por la gran necesidad de aceptación, además de este experimento de Salomón Asch, James Clear, estudió desde el sistema de creencias la defensa de la razón, encontrando que nuestras preferencias están sustentadas en las creencias que hemos desarrollado y que sostienen la pertenencia a un grupo, nuevamente un punto de encuentro con la necesidad de agradar y pertenecer a un grupo, el experimento de Clear consistió en crear dos grupos de partidarios políticos contrarios donde cada uno de los líderes expuso un discurso incongruente al sistema de creencias de los participantes, cuando les solicitaron que dieran sus conclusiones, tendieron a minimizar las incongruencias de su líder y magnificar las inconsistencias del adversario.

Otro punto sumamente interesante es que los procesos cerebrales racionales requieren de tiempo, el cerebro requiere analizar los hechos, argumentos, descartar contradicciones y extraer un análisis concluyente, además de un gasto energético importante, es por ello que el cerebro usa atajos para el análisis de la información de manera rápida, en la Universidad de Princeton en 2007 descubrieron que el 72% de las personas elijen a sus candidatos solo por los rasgos de su cara sin importar sus propuestas o argumentos, por eso el cerebro le da más peso a la emoción que a la razón, finalmente para cerrar quiero comentar que gracias a este mismo proceso se ha llegado a momentos magistrales de hallazgos acelerando el proceso de conclusiones científicas llamadas “Eurekas” escríbeme a perla@divulgacioncientifica.com.mx y cuéntame como defiendes la razón.