Para tomar en cuenta…

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Inmovilizadores eléctricos que parecen labiales, diferentes envases de gas pimienta y hasta navajas de diferentes tamaños y formas vuelan de los puestos en los que ambulantes en inmediaciones de algunas estaciones del metro venden como pan caliente. Las mujeres los compran ante el miedo de ser secuestradas; sin embargo, estos dispositivos en realidad son un arma de doble filo.


Es decir, en caso de enfrentar una agresión en el espacio público, es común que no se cuente con preparación para utilizarlos y pueden ser arrebatados por los atacantes para usarlos en contra de la agredida.


Además, incrementan la amenaza de violencia, los agresores atacan más fuerte al considerar que se les va a atacar o se cuenta con preparación para ello, aunado a que, en caso de utilizarlos con éxito y paralizar al agresor la legislación puede considerar su uso como agravante de delito en determinados casos.


Portar un inmovilizador disuasivo o un gas pimienta podría tipificarse como premeditación, alevosía y ventaja, por lo que de elegir portar uno es necesario saber sus ventajas y desventajas y estar dispuestas a asumir las consecuencias.