Exterminar al PRI

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Es una propuesta equivocada apuntar a la muerte y desaparición del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Ante el tsunami del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) es indispensable una oposición articulada que fije límites a las acciones del morenismo, y desde ahí deben trabajar el PRI y el resto de los partidos políticos.
Los daños del PRI se registran en hechos y datos precisos de 70 años de la historia del México posrevolucionario para culminar en un lastre de pobreza, subdesarrollo, atraso social, concentración de la riqueza, inmovilidad social, asesinatos, desaparecidos, machismo, clientelismo y los que cada lector o lectora, dependiendo de su edad y conocimiento de la historia, decida sumar. Pensar la posibilidad del resurgimiento del PRI es apostar por el suicidio de la nación.
Junto con otros partidos, de esa “chiquillada” a la que hoy pertenecen los priístas, el tricolor debe permanecer en la oposición y a la vista para que la ciudadanía nunca más imagine el regreso del cáncer llamado PRI. MORENA deberá trabajar durante 6 años en su exterminio, en la aniquilación y extinción de la cultura que nos ha heredado.
Será una labor titánica para Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y su grupo atacar las prácticas sociales que transversalizan el comportamiento de las mexicanas y los mexicanos y que forman parte de la cultura priísta.
La corrupción como forma de vida, la impunidad hecha aceite del delito, el paternalismo como solución del conflicto, el comportamiento dictatorial como respuesta, la producción de “enanos mentales” para la toma de decisiones, la incapacidad para la negociación, la explotación de los menos favorecidos, la mala formación educativa como sistema de control, la comentocracia mediática para favorecer los intereses del gobierno, la clase empresarial como red de poder priísta, las religiones para mover intereses, la ignorancia social para dictar normas. Esta es la herencia del PRI que debe exterminarse.
El problema que el PRI deja a México no son los números de crecimiento económico o inseguridad sino un entrenamiento social, cocinado por más de 70 años –con ayuda del Partido Acción Nacional (PAN)- de una sociedad inerte, apática, desorientada, ajena, clientelar, desinformada, corrupta, de doble moral, obsesionada con aparentar, deshumanizada y mediocre.
MORENA y sus líderes tienen una doble tarea. Primero, hacer frente a lo que el PRI deja como herencia inmediata: más de 50 millones de pobres, 90% de delitos en la impunidad, crecimiento económico de 2 puntos porcentuales en los años recientes, 500 mil millones de pesos de dinero en el caño de la corrupción, altas tasas de desempleo y empleo informal, bajas tasas de recaudación, altos índices de violencia y más que ¡tal vez! puedan resolver con una gestión gubernamental eficiente. Segundo, mover a esa masa para transformarla en seis años y en esto, la 4ª. Transformación a la que apela López podrá verse truncada.