En la era de la IA, pensar valdrá más que hacer

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El mercado laboral gira hacia el pensamiento crítico, la auditoría y la toma de decisiones mientras las tareas repetitivas pierden valor

El avance acelerado de la inteligencia artificial está reordenando la escala de valor del trabajo humano. La ejecución operativa, durante décadas considerada el núcleo de la productividad, comienza a ceder espacio frente a habilidades más abstractas: análisis, criterio, diseño estratégico y supervisión tecnológica. En el nuevo mercado laboral, pensar no solo será una ventaja, sino un requisito central.

Directivos del sector tecnológico coinciden en que el desarrollo de software —actividad históricamente asociada a la ejecución técnica— ha disminuido su complejidad gracias a herramientas de automatización. No obstante, afirman que la comprensión profunda del ecosistema, la validación de resultados generados por IA y la toma de decisiones informadas se posicionan ahora como las tareas de mayor valor dentro de los equipos.

“Apenas estamos probando llantas”

Durante una intervención reciente, Haig Hanessian, de Cognition (antes en UiPath y SAP), comparó este momento con un circuito automovilístico previo a la competencia.

“Estamos en viernes, probando neumáticos. Luego vendrá la calificación y después la carrera”, señaló, sugiriendo que lo más desafiante aún no comienza.

Aunque las organizaciones ya experimentan con IA, el reto —coinciden los especialistas— será saber cómo integrarla con propósito, eficiencia y claridad ética.

Roles profesionales en redefinición

Según Hanessian, las habilidades críticas del futuro no estarán en ejecutar instrucciones, sino en entender qué problema se intenta resolver, con qué datos y bajo qué arquitectura tecnológica, evaluando si las respuestas automatizadas realmente cumplen con los objetivos del negocio.

A la conversación se sumó Fernando Leibowich Beker, fundador de LiddAI, quien afirmó que el especialista del futuro deberá ser más pensador que operador. Las disciplinas se volverán más profundas y menos generalistas, integrando IA como un componente transversal en prácticamente todas las profesiones, desde medicina hasta arquitectura o contabilidad.

Educación superior en la línea de cambio

La transformación no se limitará a las empresas. Clayton Christensen, exprofesor de la Escuela de Negocios de Harvard, anticipó en 2019 que las universidades enfrentarían un debilitamiento frente a la educación virtual, una predicción previa a la pandemia. Su argumento planteaba que el conocimiento práctico se convertirá en el verdadero valor académico, por encima del título mismo, especialmente en un entorno donde los costos educativos continúan en ascenso.

Con este escenario, la adaptación, el pensamiento crítico y la capacidad de aprender constantemente se perfilan como los pilares formativos más relevantes, dejando atrás modelos centrados en memorizar procesos.

Liderazgo en ajuste continuo

El management tradicional también atraviesa una reconversión. Leibowich Beker señaló que los jóvenes ya no conciben el trabajo desde la permanencia rígida o la productividad por horas; exigen flexibilidad, autonomía y sentido. Esto obliga a repensar formas de liderazgo y motivación en un contexto donde la IA automatiza tareas, pero no reemplaza el criterio humano.

El factor humano no desaparece: se eleva

El punto no es competir con la tecnología, sino dirigirla. En la lógica de esta nueva etapa, ejecutar deja de ser un mérito diferenciador. La empresa del futuro será la que pueda liderar con inteligencia, auditar con rigor y decidir con visión.

La IA no elimina la relevancia del trabajo humano: la redefine.