3I ATLAS (segunda parte)

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Rosa Ana Cronicas Esmeralda

Y el suceso continúa. 3I Atlas sigue recorriendo nuestro sistema solar para sorpresa, maravilla y desesperación de propios y extraños. La información y las opiniones se han dividido claramente en dos: las de la comunidad científica y las de la comunidad metafísica. Mencionaré a ambas. 

En primer lugar, la comunidad científica, que es la que goza del favor de las instituciones y los canales oficiales, nos informa que el visitante interestelar llegó el 29 de octubre a su perihelio, es decir su punto más cercano al sol, a solo 1.36 unidades astronómicas (una unidad astronómica (UA) es la distancia media entre la Tierra y el Sol, equivalente a unos 150 millones de kilómetros). Una vez allí, fue impactado por una radiación solar de aproximadamente 735 watts por metro cuadrado en espacio interestelar. Y durante los últimos diez días ha recibido el montón de eyecciones coronales gigantes que se han producido en la cara oculta del sol. Ahora nos encontramos en un período de extrema actividad solar, una de las mayores en décadas. Se trata de grandes llamaradas de clase X, incluso de clase X de dos dígitos. Y esas manchas solares rotarán hacia la cara del Sol orientada a la Tierra en pocos días, lo cual podría provocar tormentas geomagnéticas en la Tierra. 

La comunidad científica esperaba, sentada en el borde de la silla -como dije en la primera parte, la gente de la NASA nos había recomendado mantener la mente abierta-, a ver si 3I Atlas se desviaba de su trayectoria al acercarse al Sol, es decir la tan ansiada comprobación de que se trata de una nave. Para desilusión de muchos no lo hizo. No se desvió. Lo que sí hizo fue aumentar su brillo considerablemente como resultado de la interacción con los vientos y las tormentas solares, así como por la intensa radiación de rayos X y ultravioleta, sin embargo fue mucho más de lo que los cometas normales en nuestro sistema hubieran hecho y esto añadió otra interrogante. Ahora sigue muy cerca del Sol pero ya en camino hacia Júpiter. El 16 de marzo de 2026 pasará a una distancia aproximada de 0.36 UA (unos 54 millones de kilómetros), y luego saldrá para siempre de nuestro sistema solar, a menos que haga algo inusual. 

En cuanto a la actividad solar, si continúa así, tendremos un principio de noviembre muy dinámico, pues se juntará con la super Luna llena del 5 de noviembre, lo cual podría provocar una enorme actividad geomagnética con los consiguientes fallos en la red eléctrica, interrupciones en la telecomunicación e impactos en los satélites.

Con respecto a la comunidad metafísica, predominantemente formada por astrólogos y canalizadores, coincide en que 3I Atlas no es solo un objeto físico, sino un sistema operativo que forma parte de una conciencia mayor y viene a apoyar tanto nuestra evolución como especie como nuestra ascensión a otra dimensión. Vendría a ser un disparador de frecuencias que incitaría a nuestro campo energético humano, nuestros chacras y nuestro campo áurico a cambiar, activarse y alinearse. Según ellos, la manera como lo hace es entregando al Sol componentes, formaciones químicas, códigos y frecuencias que la estrella absorbe para luego proyectarlas a través de las llamaradas y los vientos solares. Los seres de la Tierra ya estamos recibiendo esta energía a través del agua y el nitrógeno. 

Esta tecnología orgánica, antigua y multidimensional que ellos aseguran que es 3I Atlas, provocaría una actualización completa del alma humana. Sería la inteligencia de la creación recordando a la materia cómo despertar. Advierten que los efectos en nuestros cuerpos podrían ser cansancio, sueños vívidos, dolores de cabeza, musculares, tinnitus, ajenidad, taquicardias y fallos en la memoria. El velo entre dimensiones se adelgazaría y aparecerían sincronías y aumentaría nuestra capacidad para regenerarnos. Anuncian que comenzarán a nacer los niños avatar, en quienes se dará la unificación del femenino y el masculino divinos. La competencia y el control, que han sido características culturales, desaparecerán y en su lugar surgirá la colaboración como fuerza constructora y la realidad responderá más rápido a la intención. De acuerdo con ellos nos estamos moviendo hacia una línea de tiempo enteramente nueva. Básicamente crearemos una nueva realidad en vez de la antigua que ha comenzado a disolverse. 

En lo personal, a mí me impresiona cómo una comunidad es incapaz de ver lo que para la otra es tan claro. Me parece que simboliza la separación que vivimos en esta realidad entre la mente y el espíritu. Y hago votos porque un día, pronto, la distancia desaparezca. En todo caso, vivimos tiempos históricos a muchos niveles y estaría bien recibir con alegría el acontecimiento que es el paso de este visitante interestelar. Yo sí espero que sea el heraldo del despertar dimensional de la conciencia y del corazón para rectificar la increíble falta de respeto que hemos tenido por la vida hasta ahora. Por lo pronto, creo que nos está abriendo a entender que no somos los únicos seres que habitan el universo y esa es una gran ganancia. Ya era hora.