El usuario de instagram @franzkafka

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francisco rodriguez

El 3 de julio de 1883, el matrimonio Kafka recibió a su hijo primogénito, cuya corta vida, cual castillo de naipes, nos regaló el existencialismo más frágil y contradictorio que uno pudiera imaginarse.

La constitución física del débil Franz, delgado y de baja estatura, contrastaba abiertamente con la fortaleza y el aspecto rudo de su padre Hermann. Precisamente a él debemos la inseguridad de Franz, un joven que vio en su padre el patrón de todas sus medidas.

La misiva signada con el nombre de su autor hacía las veces de la red social de principios del siglo XX, popular entre sus usuarios porque a través de sus líneas, uno podía abrir el alma y expresar lo que dictaba el corazón. Ese era el instagram de principios de siglo.

Colmado de dudas y aspiraciones reprimidas, Franz Kafka encontró en sus cartas la manera idónea de comunicarse con su mundo, tan gris y pequeño, que apenas era notable para los suyos.

La correspondencia de Franz con sus dos amadas son el claro ejemplo de cómo nuestro ilustre escritor se desvivía para expresar sus más profundos sentimientos con claridad y elegancia. Letra tras letra, línea tras línea, el corazón de Franz desahogaba su seno de penas, mientras albergaba la esperanza de una lejana liberación que nunca llegó, pues desistió dos veces de contraer matrimonio. Franz cerró deliberadamente cualquier ocasión para liberarse de los demonios impuestos por su padre.

Las misivas solemnes de Kafka, portadoras de su cruda realidad, fueron creadoras de los personajes más emblemáticos de sus textos: el burócrata resignado de Gregor Samsa, el confundido y atormentado Joseph K., el autoritario Hermann Kafka o el agobiado dios Poseidón.

En los tiempos más fructíferos de creación literaria de Franz, era impensable el uso de instrumentos digitales representativos de emociones. Las expresiones kafkianas de los sentimientos eran las letras y la reflexión profunda. No más.

En los primeros años del siglo de las luces, el usuario @franzkafka solía ganar amistades con misivas meditadas y elegantemente ligadas a su personalidad contradictoria sin imágenes, ni ilustraciones; cuando el corazón de Franz comprendía su soledad creativa para compartirla con sus amigos, al tiempo que alcanzaba la libertad verdadera, aquella que pesa hasta el límite de la existencia misma.El usuario @kafka se ahogaba entre dos abismos: la presencia física y la compañía verdadera. Esta última la asimilaba como la alternativa de su liberación existencial. Pero siempre  desistió de la compañía en aras de su singular libertad. Este era el contenido de sus publicaciones en la versión de  instagram de hace un siglo, cuando el alma daba contenido verdadero a las publicaciones de los usuarios.