Dime que campaña tienes y te diré que candidato eres

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Antes del surgimiento de la democracia en la antigua Grecia, la política ya existía en las monarquías como un mecanismo de poder que se aplicaba de manera unilateral frente a los súbditos y horizontalmente entre distintos reinos (relaciones públicas).

Sin embargo, los procesos políticos tuvieron mayor relevancia con el nacimiento de la democracia, permitiendo la participación de los ciudadanos a través del voto en la toma de decisiones y elección de gobernantes, logrando una interacción bidireccional, prerrogativa que anteriormente pertenecía a un sector privilegiado (oligarquía).

La transición entre un sistema de gobierno y otro no fue óbice para que las personas que asesoraban al rey desaparecieran del escenario político, por el contrario, los asesores ganaron mayor relevancia en las campañas electorales y posteriormente en la etapa gubernamental.

En consecuencia, la política de la actualidad exige repensarse permanentemente en sus formas, las campañas electorales como un ejercicio previo al establecimiento de un gobierno, deben cimentarse sobre los paradigmas y realidades sociales, culturales y económicas de una población. Por consiguiente, una campaña electoral no puede contar con un lineamiento perpetuo ni la misma fórmula en cada periodo.

Una campaña que no cuente con elementos gerenciales y de planeación estratégica, está condenada al fracaso, los cambios tecnológicos y culturales han influido determinantemente en este ejercicio, hoy existe un elector más informado, con herramientas tecnológicas a su alcance y con unos rasgos comportamentales diferentes; está dinámica nos plantea entonces la dicotomía entre seguir haciendo la política de manera tradicional (obsoleta) o profesional y con instrumentos idóneos para ello, verbigratia la planeación estratégica y el uso de tecnología.

Cuatro pilares de una campaña electoral

Desde el inicio de una contienda política se puede constatar la ejecución repetida del mismo guion, la mayoría de los candidatos y campañas comienzan con la proliferación de publicidad política, la agenda de visitas, la difusión de su programa de propuestas y el desarrollo del plan de medios de comunicación. Sin embargo, la planeación estrategia, se caracteriza por ser tan escasa, que la mayoría de las campañas cometen similares errores y actúan de forma uniforme. 

En este sentido, es necesario que el Director General tenga presente por lo menos los siguientes cuatro pilares, que le ayudaran a planear de una manera más estratégica el proceso electoral: i) conocer al candidato, ii) conocer al adversario, iii) conocer al electorado, y iv) conocer el contexto de la elección.

¿Qué implica conocer al candidato?

Se debe conocer exhaustivamente al candidato, identificar sus fortalezas y sus falencias, diseñar un plan de contingencia frente a cualquier amenaza y aprovechar las oportunidades que genera la coyuntura de la elección.

¿Qué significa conocer al adversario?

Es importante identificar frente a quien se está compitiendo (fortalezas y debilidades), esto coadyuvará a formular la estrategia y replantear la táctica cuantas veces sea necesario.

¿Por qué se debe conocer al elector?

El elector es el personaje más importante de la elección, es a quien cada candidato pretende cautivar para obtener su apoyo (voto), por eso, quien investiga al elector sabrá como plantear una campaña ganadora.

¿Por qué se debe conocer el contexto de la elección?

Cada elección es una nueva historia, si bien se debe aprender de ejercicios anteriores, el gran error más común que se comete es establecer los mismos parámetros para todas las contiendas. Por esta razón, no se deben utilizar formulas similares en todas las elecciones, toda vez que cada una proyecta esquemas diferentes.

En conclusión, las campañas políticas no deben omitir la implementación del plan estratégico, ni mucho menos descartar el acompañamiento de un asesor capacitado para coordinar cada una de las etapas dentro de la contienda. El quehacer político debe surgir hacia un campo cada vez más profesional y es responsabilidad del candidato, como dueño del proceso brindarle tal importancia.

En este sentido, cobra gran trascendencia la premisa: “Dime qué campaña tienes y te diré que candidato eres”.