El cielo te quita y el cielo te da

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El pasado 25 de mayoSaturno ingresó en Aries y se unió a Neptuno, que ya había hecho su entrada triunfal en el signo del carnero el pasado mes de abril. Puedo decir, sin temor a equivocarme, que este es el evento astrológico del año. ¿Por qué? Porque cuando el planeta de los límites (Saturno) se encuentra con el planeta de lo infinito (Neptuno), en el signo de los inicios (Aries), se abre un portal para alinear propósito, estructura y acción. Una verdadera reconfiguración vital.

Esta conjunción en Aries no ocurría desde hace 320 años y marca el inicio de un ciclo que nos impulsa a dejar de postergar y poner en marcha nuestros sueños más auténticos. Neptuno inspira, Saturno estructura y Aries empuja. Es como tener al poeta, al arquitecto y al guerrero compartiendo agenda. Resultado: los sueños ya no se idealizan, se concretan, y si no son viables… se caen. Así, sin anestesia.

Con toda esta energía, es normal sentirse revuelto. Puedes estar entusiasmado por tus nuevas metas, pero también confundido, agotado o emocionalmente desbordado. Como si el universo estuviera haciendo limpieza general en tu vida… y no te hubiera avisado. Lo siento. En realidad sí te avisó, pero no le hiciste caso. Todo ese cansancio no es más que la pesadez de todo lo viejo que cargas y no te atreves a soltar, aunque ya no te sirva…

Mi abuela decía que “para muestra, un botón”, así que voy a contarte mi experiencia. Hace unos meses decidí cambiar de rumbo profesional, y cerrar una etapa de más de diez años, para lanzar una nueva marca y un estilo de trabajo más alineados con la persona que soy ahora. He ido dando pasos para hacer realidad esa idea, pero una parte de mí todavía se resistía a soltar del todo. El miedo a lo nuevo, la comodidad de lo conocido, esa vocecita que susurra: “¿y si te equivocas?” “No cambies de golpe, espera a ver cómo va lo nuevo…” Ya sabes, todo ese diálogo interno que intenta que no salgamos de la cueva que conocemos.

Os pongo en un poco de contexto astrológico. Todo este baile entre Saturno y Neptuno sucede en mi casa 10, la del éxito profesional y el reconocimiento social. Y por si eso fuera poco, Saturno en tránsito ha pasado sobre mi Saturno natal (es lo que llamamos el retorno de Saturno, que ocurre cada 28 ó 29 años -en mi caso es el segundo- y que significa que toca pasar un “examen” vital).

Pues bien, este fue mi examen: se me rompió el ordenador, el servidor en el que almaceno esos más de diez años de trabajo colapsó, con riesgo más que probable de perder toda la información, reaparecieron antiguos compañeros de trabajo que me recordaron cuánto he cambiado… y me vi obligada a tomar decisiones que pusieron a prueba mi confianza en el nuevo camino

¿El resultado? 

En medio de todo ese caos entendí algo que ahora quiero compartir contigo: el cielo no solo nos lanza desafíos; también nos da todas las herramientas que necesitamos para superarlos. Eso sí, puede que no sean las herramientas que esperabas. A veces estás convencido de que necesitas una llave inglesa, pero lo que tienes es un destornillador con forma de oportunidad inesperada. 

Escucha esto: si tu tornillo es cuadrado, busca dentro de ti la herramienta cuadrada. Porque la tienes. Solo necesitas dejar de obsesionarte y lamentarte porque te falta la redonda (¡que no necesitas!). Volviendo a mi caso: cuando dejé de resistirme, solté el control y acepté la situación de corazón, todo empezó a fluir. Los técnicos pudieron restaurar mi servidor (¡sin coste!), la información que necesitaba para esta nueva etapa quedó a salvo y conseguí el dinero para comprar un nuevo ordenador, desde el que hoy escribo, muy agradecida, esta columna.Así que si estás atravesando una sacudida cósmica, no lo veas como castigo. Es sólo una reforma, no un derrumbe. ConfíaEl cielo te quita, sí. Pero también te da. Siempre.