

Junio llega con una mezcla de ganas de sofá, necesidad de introspección y la cabeza llena de grandes ideas que aún no tenemos claro cómo llevar a cabo. Es un mes de transición emocional, donde lo sensorial, lo afectivo y lo íntimo ganan protagonismo. ¿Te sientes más nostálgico de lo normal? ¿Quieres pasar más tiempo en casa, reorganizar tu vida o hablar de tus sentimientos a deshoras? Tranquilidad. No te has convertido en la nueva protagonista de “Cuna de Lobos”: es que el cielo está promoviendo estos “momentazos drama-queen”.
El mes empieza con la unión, el día 1, de Venus (el amor) y Quirón (la herida inconsciente), lo que activa el botón del drama, pero que en realidad, es una gran oportunidad para sanar heridas antiguas en el ámbito afectivo. Es ese instante en el que comprendes por qué repites ciertos patrones en tus relaciones… y no, no es culpa del otro, my dear…
Unos días después (el 6/6), Venus entra en Tauro, y ahí sí: se abre la veda para los placeres del cuerpo, la belleza de las cosas sencillas y la estabilidad emocional. Este tránsito invita a tomarse el amor con calma… y a disfrutar de una buena cena o un masaje sin prisas.
El 8 de junio, Mercurio (la comunicación) se encuentra con Júpiter (el hiperactivo del zodíaco), y eso despierta el entusiasmo mental: grandes ideas, proyectos, charlas que se alargan más de la cuenta y una increíble dosis de filosofía doméstica. Pero como justo al día siguiente ambos entran en Cáncer, todo ese “subidón” se va a volver más emocional. Las conversaciones girarán hacia lo familiar, lo íntimo, lo que nos toca más de cerca. Así que si te descubres escribiendo mensajes largos o recordando situaciones del pasado, no es solo cosa tuya: la energía también está algo melancólica.
La Luna llena en Sagitario del día 11 no es solo un festival emocional y filosófico: es la culminación de un ciclo de seis meses que comenzó con la Luna nueva en Sagitario de diciembre de 2024. Ahora veremos los frutos (o las consecuencias) de lo que soñamos, proyectamos o emprendimos
entonces. En estos días sentiremos de nuevo esa necesidad de expansión, de conectar con nuestro propósito, y de mirar más allá de lo inmediato tan propia de Júpiter (que es el regente de Sagitario). Es un buen momento para ver más allá de lo inmediato, con fe en lo que aún no vemos, y siempre con la honestidad como brújula.
El gran giro del mes llega con el Solsticio de verano el día 21, que marca el inicio de la temporada Cáncer. Comienza una nueva estación que prioriza el cuidado, la empatía y el contacto emocional. Es una buena oportunidad para mirar hacia dentro, de atender nuestras necesidades más básicas y de reconectar con la sensación de hogar (externo e interno).
El día 24, Júpiter (la expansión) vuelve a ser protagonista porque se unirá al Sol (nuestra identidad), para darnos un chute extra de confianza, vitalidad, visión y fe en el futuro. Es un aspecto luminoso que nos empujará a salir del caparazón canceriano, justo antes de la Luna nueva en Cáncer del día 25, que nos invita a sembrar intenciones para los próximos 6 meses, que estén relacionadas con la seguridad emocional, el arraigo y el bienestar afectivo.
Como broche final, Mercurio entrara en Leo el día 26, y entonces la palabra se volverá creativa, contundente, con ganas de dejar huella. Y es que después de tanta emoción, toca contar la historia. Siempre con mucho estilo, por supuesto.
En resumen:
Junio es un mes para reconciliarnos con nosotros mismos, poner orden dentro de casa y dentro del alma, y preparar el terreno para la etapa más visible y expansiva que llegará cuando el Sol entre en Leo en julio.
Emoción, ternura y un poco de teatro. Como la vida misma.
Claudia Romera
www.astro-logikas.com