Morena en pleno

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La reciente “elección” de la candidata de Morena a la CDMX ha ocasionado toda clase de reproches y contra-reproches.

De entrada, desde un principio se cuestionó severamente el proceso de elección, al parecer realizado desde la penumbra del gran dueño del “dedito elector”. Para nadie fue satisfactorio el método y el resultado. Monreal, el damnificado principal, habló de imposibilidad de oponerse a la nomenkaltura (¡¡!!). Sheinbaum, por su parte, le dijo que había que saber perder. En fin.

Un ejercicio cien por ciento autoritario que revela tanto el liderazgo vertical como el conjunto de seguidores que hacen de la realidad aquella que ordena su líder. Una práctica caciquil y caudillista: un líder autoritario y una masa de aceptantes de su voluntad absoluta, llegando incluso a afirmar que quien no ve “su” realidad, está fuera de “la” realidad.

Ahora bien, los procedimientos al interior de Morena son en todo propios de su actuar, es decir, no es cuestionable el método de elección de la Sheinbaum ya que es una práctica al interior del partido.

Lo que sí pone los pelos de punta es, como lo señalaba Jorge G. Castañeda, que ese mismo proceso y práctica se lleven a cabo una vez que AMLO se encuentre con el máximo poder presidencial en sus manos. Es decir, una vez que los procedimientos de elección a los cargos públicos puedan ser objeto de escrutinio público, la práctica del “dedazo” volverá en toda su aplastante realidad. Y con ello, el reproche de prácticas caciquiles y autoritarias cobra un sentido absoluto.

Ahora, bien visto… MORENA expresa lo que

…el pueblo en general está deseando ardientemente: un cambio, una gran transformación de México. Una oportunidad de recuperar la nación de manos de los ladrones que han pervertido el ejercicio público y han saqueado al país por décadas en beneficio de unos pocos. AMLO lo dijo en su discurso del domingo 3 de septiembre: la intención es la transformación del país, no el asalto a los cargos públicos, ni al presupuesto sin límites, ni al “¡quítate tú para ponerme yo!”

AMLO llama a sumar voluntades

Desde esa perspectiva, el llamado de AMLO es a sumar voluntades de cambio. Su propuesta es simple, sencilla, clara y muy efectiva porque neutraliza todos los ataques suponiendo, y haciendo creer con eficacia, que los bandos se reducen a dos: los que quieren continuar saqueando el país y los que desean la transformación. Los malos y los buenos. El valor de su propuesta es muy eficaz. Maniqueismo puro.

AMLO llamó a su congregación a estar muy pendientes de la compra de votos que hagan los demás partidos, ya que esa ha sido su práctica para ganar las elecciones. Salta a la vista que su estrategia (de AMLO) es únicamente para ganar las elecciones. Lo que pueda llegar a ser su gobierno, sus líneas principales, es todavía un enigma ya que aunque se han publicado libros al respecto, los análisis de intelectuales y académicos de prestigio reconocen que no tienen ni pies ni cabeza.

Habrá que estar preparados para la transformación. Lo que es claro es que México no será el mismo dentro de los próximos diez meses.