La revolución pacífica

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Por: Rosa Ana Dominguez

Ha comenzado la revolución pacífica, es una frase que oí hoy y me pareció atinada. Hay manifestaciones de repudio en muchos estados de la República Mexicana, los pueblos indígenas se están organizando para presentar una candidata para la presidencia, los militares retirados hacen un llamado a los militares en funciones para que desconozcan la autoridad del presente gobierno.

Nos preguntábamos cuándo despertaríamos los mexicanos y es la sociedad civil la que se manifiesta hoy. El alza al precio de la gasolina fue la gota que derramó el vaso, si había razones para esa medida o no, resultó irrelevante. Lo importante era la mentira del gobierno, que había prometido no hacerlo; la manera como ha abusado del poder para robar y repartir el país como botín a personajes con quienes tenía compromisos contraídos durante la campaña electoral; los latrocinios a ojos vistas de los gobernadores de los estados; sobre todo el desgobierno que está dejando a la población a merced ya no sólo de narcotraficantes ni de politiquetes astutos, sino de criminales a los que ha tenido que enfrentar con sus propios medios.

Los ejemplos de gobierno están surgiendo, allí está Cherán en Michoacán. Oímos, vemos y leemos críticas incisivas e inteligentes en todos los medios por parte de analistas políticos, pero también de ciudadanos comunes. La sociedad civil se despereza.

Lo que sigue es el surgimiento de líderes que acaben con un sistema político que ya no funciona. Líderes que no pertenezcan a ninguno de los partidos del espectro político actual. Que tampoco sean el multimillonario al que muchos en las redes sociales comienzan a impulsar por miedo, porque piensan que sólo otro millonario puede enfrentar a Trump, sin darse cuenta que lo único que ha hecho Slim ha sido acumular riqueza encareciendo servicios y consolidando monopolios.

Requerimos de un líder honesto e inteligente, con visión de futuro de nuestro país y una estrategia para que esta coyuntura en la que nos encontramos ante la llegada de Trump al poder, se convierta en una oportunidad para la independencia económica; y articule la rebelión de los ciudadanos con miras a la instauración de una democracia real. Cada vez hay menos miedo, la gente ha salido ya a las calles, ha probado la desobediencia civil y está dispuesta a dejar de consumir y de pagar impuestos.

¡Qué oportunidad para al fin limpiar lo podrido en nuestro país tan lastimado! En unos años, ojalá, estaremos agradeciendo a Peña Nieto y a Donald Trump.